Angata colabora con Moussa, artesano de un pequeño pueblo enclavado en las laderas de Anti-Atlas, que mantiene desde hace generaciones un taller de babuchas artesanales de consumo y producción local.
Las babuchas de Moussa no tienen salida ni en el mercado marroquí ya que se trata de una zona aislada geográficamente y de difícil acceso. Estas montañas separan el norte de Marruecos del desierto y es una de las regiones más pobres del país
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