Desde hace tres años Angata forma parte de Museo Situado, una asamblea que reúne a colectivos y vecinas de Lavapiés en la que participa el Museo Reina Sofía. Su objetivo es desarrollar proyectos culturales de forma conjunta, que incidan en el territorio cercano y en el marco de los programas del Museo en Red.
Museo Situado abre un territorio híbrido que genera coordenadas alternativas para la acción cultural, acoge una red de trabajo compartido entre instituciones, individuos y colectivos ciudadanos; una red basada en la mutualización de experiencias que potencian el valor social y transformador de la cultura en el contexto de profunda crisis que habitamos.
Durante sus tres años de existencia esta red de colaboración ha demostrado su capacidad de alianzas y procesos de trabajo colaborativo en la puesta en marcha de proyectos de incidencia social inspirados en los principios del feminismo, la lucha contra la exclusión y el respecto a las diferencias.
En nuestra última asamblea fue unánime la voluntad de manifestar nuestra honda preocupación por el impacto que el crítico contexto sanitario y social actual está teniendo en las vidas de muchas personas.
Defendemos la idea de que es necesaria una ética de la solidaridad semejante a la que surge espontáneamente en momentos de catástrofe. Pensamos que así sucedió en distintos barrios de Madrid durante el primer confinamiento y eso ayudó a contener el sufrimiento y el hambre de muchas familias, algunas arrastrando la dificultad ya con anterioridad y otras afrontando una pobreza sobrevenida de golpe ante la imposibilidad de trabajar.
Pero las redes de solidaridad, que rápidamente asumieron la enorme tarea de ayudar a sus vecinas, se han encontrado, asombrosamente, con límites inesperados dado que las administraciones no solo no han apoyado su labor, sino que la han dificultado. Y en este último tiempo el problema ha ido escalando, ante factores que se suman y superponen: la pandemia, la nieve, el cierre social y económico…
No toleramos que nuestras vecinas pasen hambre o frío, o que sus niños/as no puedan seguir las clases porque no tienen internet, que no puedan pagar la electricidad ni calentar sus casas en medio del crudo invierno. No se puede naturalizar la falta de respuesta y el abandono de las autoridades. El voluntariado o la invocación a la buena voluntad de las vecinas no pueden ser la respuesta institucional. Necesitamos medidas concretas y urgentes que palien esta agravada situación, que parece prolongarse y complicarse aún más.
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